viernes, 11 de abril de 2014

La opción por los pobres: el lugar de enunciación del Cristo crucificado




A propósito de la próxima Semana Santa 2014, que consiste en la celebración cristiana de la Pascua, me parece que no es ocioso reflexionar en el sentido profundo de la Pascua histórica, en su radicalidad política como fuente de su sentido religioso. Dado que aumenta el fervor de la religiosidad cristiana en estos días, es indispensable contemplar al Misterio Pascual en el Cristo crucificado contemporáneo. De otra forma, difícilmente se revela el Camino pascual.

Dentro de las múltiples tradiciones cristianas para celebrar la Pascua –que no vamos a discutir en estos cortos renglones- me parece que es sobresaliente aquella propia de la Iglesia Primitiva que rescata la opción por los pobres[1] como lugar epistemológico y hermenéutico para situarse y experimentar el Misterio Pascual, lo que en términos seculares implica recurrir al principio de especificidad del lugar de enunciación y que consiste en

“que cada concepto y significado surge y es utilizado en un determinado lugar y tiempo, por parte de personas con ubicación precisa en la estructura social de ese  tiempo y lugar, y sólo considerando este contexto se puede comprender adecuadamente lo que se habrá querido decir con esas palabras” (Spedding, 2011, p. 89).

Si, junto a la Iglesia Primitiva somos capaces de contemplar al Verbo que se encarna con las prostitutas, con los leprosos, con los ancianos y niños, y desde ahí declara abolida la Ley religiosa escrita, el dominio político de los Sacerdotes y la explotación de Roma, entonces se transluce que el Cristo histórico se sitúa con las pobres, los marginados y las excluidas; en el margen, en la ignominia, en la Cruz.

En un mundo cuyos ecosistemas y biodiversidad están en franca debacle y agotamiento, y en el que un mil millones de seres humanos se encuentran en situación de hambre, resulta que la riqueza se concentra en menos de 1% de la población mundial, por lo que es imposible ignorar que el Cristo histórico –asimilado hoy en l@s empobrecid@s y en la naturaleza- se encuentra crucificado por la máquina social explotadora de los trabajadores y depredadora de los ecosistemas que está animada por el modo de producción capitalista (Marx & Engels, 2012).

Por lo anterior, la posibilidad de contemplar al Cristo crucificado está dada por nuestra ubicación histórica y política hacia –o en contra- los grupos de explotadas y explotados y en términos de una apropiación de la naturaleza a escala humana
 
Sólo de esta forma, será posible experimentar el Camino Pascual que consiste en bajar de la Cruz a los pobres y hacer justicia al planeta, es decir, la vivencia de una cristología de la liberación.

Bibliografía
Dussel, E. (1991). Cuestión étnica, campesina, popular en un cristianismo policéntrico. En I. B. Casas, Teología y Liberación. Religión, cultura y ética. Ensayos en torno a la obra de Gustavo Gutiérrez (págs. 141-156). Lima: CEP.
Marx, K., & Engels, F. (2012). El manifiesto comunista. Madrid: Nórdica Libros.
Spedding, A. (2011). Descolonización. Crítica y problematización a partir del contexto boliviano. La Paz: ISEAT.




[1] Véase el trabajo de Jon Sobrino, Gustavo Gutiérrez y Leonardo Boff en http://servicioskoinonia.org/relat/251.htm

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